Sumar comienza a echar raíces y a solidificar la alianza de partidos a la izquierda del PSOE en torno a la figura de Yolanda Díaz. Este sábado, la formación celebrará su congreso fundacional, con el que arrancará oficialmente la construcción de una organización en la que Díaz quiere congregar a todos los grandes partidos de la izquierda alternativa (con la importante excepción de Podemos) tanto a nivel territorial como a nivel nacional. Lo hará, no obstante, con un plan diferente al que hubiera querido la vicepresidenta, que se ha visto obligada a ceder una buena parte del poder interno a sus aliados antes incluso de que su proyecto echara a andar para mantener la paz interna.
El congreso fundacional de Sumar se celebrará con un encuentro que tendrá lugar en el recinto La Nave de Madrid y que durará todo el día. Por la mañana, los militantes y dirigentes presentes debatirán los documentos político y organizativo que serán las bases para los estatutos y el programa de Sumar, y votarán las cinco enmiendas a esos textos que han presentado las bases en el último mes y que más votos han recibido en la página web del partido. También se celebrarán varias charlas y talleres, aunque el plato fuerte vendrá por la tarde, a partir de las 18.00, cuando Díaz clausurará el acto con un mitin en el que también intervendrán sus colaboradores más estrechos.
El acto, no obstante, viene precedido de largos meses de tira y afloja entre Díaz y los partidos que la apoyan a cuenta del reparto del poder interno. Y lo cierto es que todos los asuntos polémicos llegan a este sábado ya cocinados, pactados y resueltos para evitar que el acto con el que la vicepresidenta quiere escenificar el arranque de su proyecto se convierta en un escenario para la contestación interna. Para conseguir esta paz, no obstante, Díaz ha tenido que ceder buena parte del control interno de la organización al que aspiraba, puesto que sus planes iniciales levantaron una gran polvareda entre los tres partidos más grandes que conformarán Sumar: IU, Más Madrid y, en menor medida, Catalunya en Comú.
Particularmente ha habido un asunto que ha centrado el tira y afloja entre Díaz y las formaciones que integrarán su alianza: cómo determinar el peso de cada uno en los nuevos órganos de dirección de Sumar. La intención inicial de la vicepresidenta era garantizarse el control de la organización fijando en sus estatutos un límite a la presencia de los partidos en los órganos conjuntos de dirección: en concreto, un 30% de los miembros, mientras el 70% restante respondería a una lista votada por los inscritos pero en la que no podría haber dirigentes de primera línea de IU, Más Madrid o los comuns.
En resumen: Díaz quería que siete de cada 10 dirigentes respondieran directamente ante ella y no ante los partidos, lo que le hubiera garantizado que las formaciones que integrarán Sumar no podrían sumar sus fuerzas para torcer su voluntad en un momento dado. Sin embargo, eso solo será así a medias: tras meses de protestas de los partidos (especialmente de IU), Díaz ha transigido con aplicar este modelo únicamente en la dirección estatal, lo que a efectos prácticos significa que permitirá a Más Madrid comandar la alianza Sumar en la Comunidad de Madrid o a IU hacer lo propio en Andalucía.
Díaz deja varias comunidades en manos de sus socios
En concreto, la modificación aceptada por Díaz, que anunció Sumar hace unos días, establece que el reparto 70%/30% se aplicará también en los órganos territoriales del nuevo partido, pero siempre y cuando la lista para escoger ese 70% de las direcciones autonómicas se negocie entre la vicepresidenta y los principales partidos que la apoyan. De no haber pacto entre ellos, la composición de la dirección autonómica en cuestión se decidiría confrontando la lista de Díaz contra la del partido mayoritario en cada territorio. Y la vicepresidenta tiene pocos incentivos para exponerse a este enfrentamiento, puesto que Más Madrid o IU Andalucía tendrían todas las de ganar en un choque abierto.
Díaz también ha aceptado, además, otra modificación clave con respecto a su idea inicial: que en su cuota de las direcciones territoriales, la que no corresponde al 30% que elegirán directamente los partidos que la apoyan, pueda haber dirigentes precisamente de estos partidos. El porqué de este cambio es sencillo: como Díaz ahora tendrá que pactar la composición de algunos órganos territoriales con IU o Más Madrid, lo lógico es permitir que estos partidos incluyan en esas direcciones a sus principales líderes.
Estas cesiones permitirán a la vicepresidenta afrontar un congreso de paz interna este sábado, pero a costa de haber renunciado a buena parte del poder orgánico de Sumar nada más echar a andar la alianza. En Andalucía, la organización mayoritaria es IU, y así quedará probablemente reflejado en la dirección autonómica de Sumar. En Madrid ocurre lo mismo con Más Madrid. Y en Cataluña, directamente, Sumar ha decidido replicar el modelo que tienen PSOE y PSC y Díaz ni siquiera montará una federación catalana: el referente de la alianza allí será la Catalunya en Comú que lidera Ada Colau.
Por el contrario, Sumar sí tendrá organización propia en la Comunidad Valenciana, pese a que Compromís había pedido expresamente un modelo como el de Cataluña. La formación valencianista no participará en Sumar, pero a la vez pedía que Díaz no crease estructuras en su comunidad y se limitara a considerar a Compromís su referente allí, una idea a la que la vicepresidenta se ha negado. Sumar, por tanto, tendrá federación valenciana, aunque ha acordado con Compromís no competir en las elecciones generales ni autonómicas y negociar para presentarse unidos a los diferentes comicios.