Mientras el mundo sigue sin conocer la autoría de la destrucción este martes de la presa de Nueva Kajovka, sus consecuencias continúan desbordando a los servicios de emergencia, que cuentan ya por miles a los afectados. Tanto Ucrania como las autoridades rusas que controlan la zona ocupada de Jersón, en la orilla oriental del río Dniéper, trabajan a destajo para paliar los efectos de las inundaciones en casi un centenar de localidades. Cerca de 6.000 personas han sido evacuadas solo este miércoles y, según el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, «cientos de miles de personas no tienen acceso normal al agua potable» por los daños de la presa. El drama humanitario no ha frenado la guerra, y los combates y constantes bombardeos continúan resonando en la línea de frente.
Según el Gobierno ucraniano, este miércoles se han evacuado de las zonas más afectadas a más de 1.450 personas, que se suman a las más de 17.000 de este martes; mientras que en las zonas ocupadas, el gobernador de Jersón impuesto por Rusia, Vladimir Saldo, ha informado más de 4.000 residentes evacuados. Además, al menos siete personas han desaparecido tras las inundaciones. Del lado del río bajo control del Gobierno de Kiev el agua de la presa ha anegado ya unas 10.000 hectáreas de terrenos agrícolas. El Ministerio de Agricultura ucraniano ha advertido ya de las consecuencias para la seguridad alimentaria de Europa, al ser una de las zonas de mayor producción de un país clave en la exportación de alimentos
Así mismo, unos 20.000 abonados al sistema eléctrico ucraniano se han quedado sin luz después de que el torrente de agua anegara 129 subestaciones eléctricas, según informó hoy el Ministerio de Energía ucraniano. La catástrofe, calificada por las autoridades ucranianas de «ecocidio», también ha tenido efectos sobre el sistema de canalización y distribución de agua corriente. Seis infraestructuras para la depuración de aguas se han anegado, según las autoridades municipales de la ciudad de Jersón.
Ante esta situación, el Gobierno ucraniano ha aprobado de urgencia una partida presupuestaria para construir tuberías que lleven agua potable a las regiones que utilizaban la presa para su suministro en el sur del país. Los efectos en la ya maltrecha economía empeorarán y según el Ministerio de Economía ucraniano, construir una nueva central hidroeléctrica costaría más de 930 millones de euros. A lo que habrá que sumar los 50 millones de euros por el prejuicio causado tras la pérdida de recursos hídricos.
Los bombardeos no cesan
Mientras todo esto ocurre en los márgenes del río Dniéper, en el resto del país la guerra continúa. El parte de guerra del Ejército ucraniano ha alertado que durante el propio martes y la madrugada del miércoles Rusia lanzó 35 ataques con misiles, aunque aseguraron que todos ellos fueron interceptados por las defensas aéreas ucranianas.
«El enemigo infligió 41 ataque de aviación y llevó a cabo 57 bombardeos de sistemas de incendios de aviones. Lamentablemente, hay muertos y heridos entre los civiles, edificios residenciales dañados, casas particulares y otras infraestructuras civiles», reza el comunicado, que no da un número exacto de víctimas y afectados. «La probabilidad de ataques aéreos y misiles en toda Ucrania sigue siendo alta», afirman.
Uno de los frentes que más actividad ha tenido en los últimos meses es el de la ciudad de Bajmut, una localidad de la región de Donetsk bajo control ruso desde hace varias semanas pero en la que Ucrania sigue combatiendo. El comandante de las Fuerzas Terrestres de Ucrania, Oleksandr Sirski, ha afirmado este miércoles que las fuerzas rusas están sufriendo «pérdidas» en dirección a Bajmut.
Sirski ha indicado así que las tropas ucranianas han logrado avances en los flancos, donde las autoridades prorrusas han admitido que la situación es «muy complicada». «Las fuerzas siguen moviéndose en los flancos y el enemigo está perdiendo sus posiciones en torno a Bajmut», ha dicho.
Ucrania dice que la presa no afectará a la ofensiva
Según ha reconocido este miércoles Zelenski, la explosión que destruyó la presa «no detendrá a Ucrania y los ucranianos», ni afectará sus planes de liberar los territorios ocupados por Rusia.
El comandante de las Fuerzas Armadas Conjuntas de Ucrania, e teniente general Sergy Nayev, ha asegurado que el mando militar ucraniano ha tomado en cuenta en sus cálculos todas las acciones del enemigo y que estas no repercutirán en la contraofensiva.
Moscú en tanto sigue apuntando a Kiev como el responsable del ataque, pese a que el gobernador prorruso de Jersón ha reconocido un día después del reventón de la presa que esta situación favorece a las tropas del Kremlin. «Desde el punto de vista militar, la situación operativa y táctica está a favor de las fuerzas rusas«, dijo.
Saldo incidió en la acusación de Moscú de que fue Ucrania la que destruyó la presa, al afirmar que Kiev quería desviar la atención de las «fuertes pérdidas» de las Fuerzas Armadas en la zona de combate. «Se perjudican ellos mismos con eso. Porque el cálculo era que socavar la presa daría alguna ventaja estratégica u operativa a las Fuerzas Armadas de Ucrania. No podrán hacer nada. Nuestras tropas tienen ahora un espacio abierto, que muestra quién y cómo está tratando de cruzar el río Dniéper,» señaló.