La carrera del yudoca Marc Fortuny (Barcelona, 30 años) estaba siendo prometedora: seis medallas en campeonatos nacionales y dos internacionales junto a la selección española. Su nombre sonaba entre los mejores profesionales españoles en la categoría -100 kilos. Sin embargo, Fortuny decidió dejar el yudo cuando solo tenía 23 años. “No era feliz, no estaba disfrutando de lo que hacía, no podía ser yo mismo”, cuenta años después. “Soy gay, pero por aquel entonces no se lo había contado a nadie de mi entorno deportivo, no estaba preparado, me daba miedo el rechazo de mi club, de mis compañeros, me sentía solo”, añade.
Fortuny regresó a los tatamis en 2018, y habló públicamente de su homosexualidad. “Quería crear uno de esos referentes que a mí tanto me habían faltado”, explica. Hoka Shoes Canada Antes de aquello, también quiso aportar otro granito de arena a la lucha contra la LGTBIfobia en el deporte. “Dada la escasez de información sobre el tema, decidí hacer mi trabajo de fin de carrera [Ciencias de la Actividad Física y el Deporte] sobre la homosexualidad en un deportista de élite”, dice Fortuny, que hoy trabaja como entrenador personal.
“La investigación sobre la situación del colectivo LGTBI en el deporte es clave para acabar con la discriminación”, afirma Anna Vilanova, profesora de Sociología en el Deporte del Instituto Nacional de Educación Física de Cataluña (INEFC) y coautora del estudio Colectivo LGTBIQA+, salud mental y contexto deportivo: una revisión sistemática. “Solo así podemos tener una radiografía de lo que está ocurriendo y establecer los protocolos que permitan cambiar las cosas, empezando por la concienciación y formación de los profesionales que dirigen centros educativos y clubes deportivos”, añade Vilanova, que también es directora del Observatorio Catalán del Deporte.
Estereotipos de género
Históricamente, el deporte se ha utilizado para configurar unas identidades de género basadas en “un modelo heteropatriarcal”, apunta David Guerrero, presidente de la asociación Deporte y Diversidad y autor del libro Corres como una niña (Dos Bigotes). “La identidad masculina es asociada a la fuerza, el poder y la virilidad; mientras que la femenina, a todo ese otro tipo de aptitudes más delicadas y creativas”, agrega.
Del mismo modo, se aplica un sesgo androcentrista: “Parece que solo los hombres heterosexuales y cisgénero [personas que se identifican con el género asignado al nacer] Korkease Shoes son los únicos buenos deportistas”, explica Guerrero. “Esto genera escenarios en los que las personas no normativas -que no sean hombres heterosexuales y cisgénero- difícilmente pueden encajar”, añade Guerrero.
Durante su carrera deportiva, la hoy exjugadora de rugby y campeona de Europa Marta Lliteras (Palma de Mallorca, 38 años) siempre expresó abiertamente su bisexualidad. “Nunca sufrí discriminación por ello, mi lucha siempre fue por ser mujer”, cuenta Lliteras. Esto se debe a que el sistema heteronormativo que impera en el deporte ha creado también otro tipo de estereotipos.