El Banco de España sigue dando buenas noticias económicas cuando publica sus previsiones. En su ejercicio de proyecciones macro publicado el martes, el organismo que lidera José Luis Escrivá ha mejorado notablemente sus expectativas de paro para los próximos años. Tanto es así, que el supervisor ha adelantado la meta psicológica de reducir el desempleo al 10% un año. Hace solo tres meses, se esperaba alcanzar ese umbral en 2027. No obstante, aunque las previsiones mejoran, todavía siguen muy lejos de la meta que se fijó Pedro Sánchez antes de la legislatura: bajar el paro al 8%, una cifra que considera «pleno empleo».

Los economistas del Banco de España estiman que la tasa de desempleo cerrará 2025 en el 10,5% de media anual. Una caída de ocho puntos respecto al promedio del año pasado que supone una mejora sustancial respecto a las previsiones que el mismo organismo dibujaba hace solo tres meses. Las nuevas proyecciones han mejorado el panorama también para 2026 y 2027. De tal forma que la tasa de paro caería al 10% ya el año que viene (antes la expectativa era que cerrara en el 10,4%) y se reduciría después hasta el 9,5% en 2027. Ese año es cuando expirará, salvo adelanto electoral, la legislatura actual que arrancó a finales de 2023.

El hito que se fijó el PSOE fue llegar a esa fecha con una tasa de paro del 8%, algo que, bajo las predicciones favorables actuales para la economía español en los próximos años, se antoja muy poco probable. Tampoco parece factible que se alcance el objetivo que planteó la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, más ambicioso: reducir la tasa de paro al 7%.

La realidad es que España solo ha alcanzado niveles de desempleo como esos en el apogeo de la burbuja inmobiliaria que reventó en 2008. Los años 2006 y 2007 fueron los únicos ejercicios en los que se alcanzaron esas cifras en un momento en el que un sector de la construcción totalmente sobredimensionado empleaba a 2,7 millones de personas, casi el doble que en la actualidad.

La economía española está acostumbrada a funcionar con unos niveles de desempleo muy superiores a los de otros países comparables en Europa. Incluso en un momento de gran dinamismo económico, el país que lidera en crecimiento en una Europa estancada tiene la tasa de paro más alta de toda la UE. Un 10,4% en enero, que supera con creces el 5,8% en promedio comunitario.

El problema del paro se complica más todavía si se tiene en cuenta que buena parte de la bolsa de desempleo estructural está formada por desempleados de larga duración. En este colectivo una parte notable son personas mayores que encuentran más problemas para acceder al mercado laboral.

La expectativa para los próximos años es que el empleo siga creciendo, pero que lo haga más despacio de lo que se ha visto en los últimos meses y que el aumento de la población activa (fundamentalmente por la inmigración) se reduzca. Si el año pasado el número de puestos de trabajo se incrementó en un 2,2%, la previsión del Banco de España es que este registro se modere al 1,9%, para después frenarse al 1,2% el año que viene y el 1% en 2027. No obstante, los primeros datos de empleo que se han conocido este año siguen mostrando un fuerte nivel de afiliación a la Seguridad Social.

El boom de empleo que ha vivido España después de la pandemia está siendo protagonizado por algunos sectores de gran valor añadido, como son el de información y comunicaciones o las actividades profesionales, científicas y técnicas. En el periodo anterior, los grandes protagonistas fueron las manufacturas, la hostelería y el comercio.La fortaleza del empleo está causando que las empresas en sectores como la hostelería o la construcción estén encontrando problemas para conseguir mano de obra. Esta tendencia puede ser uno de los motivos, postula el Banco de España, que explicaría por qué los salarios siguen creciendo a buen ritmo. Mientras que las subidas negociadas en convenio rondan el 3% en 2025, el conjunto de los salarios crece a un ritmo del 5%. Una diferencia (conocida como deriva salarial en el argot técnico) que podría estar relacionada con los esfuerzos de las empresas por retener mano de obra en sectores tensionados.