Lo que comenzó este martes como una protesta pacífica contra la amnistía culminó como una auténtica batalla campal a las puertas de la sede del PSOE, en la calle Ferraz de Madrid. Miles de manifestantes -unos 7.000, según la Delegación de Gobierno- salieron por quinto día consecutivo a las calles de la capital para protestar contra la posible ley que se encuentran negociando el PSOE y Junts para facilitar la investidura de Pedro Sánchez.
Convocada por Revuelta y la organización Desokupa, su portavoz, Daniel Esteve, fue el encargado de liderar la marcha, que se congregó en las calles aledañas a la oficina socialista sobre las 19.00 horas. Pocos minutos después, los ciudadanos se dirigieron a la sede, pero no pudieron llegar a las puertas del edificio debido al importante cordón policial desplegado en las proximidades.
Bajo cánticos de «que te vote chapote» e insultos de todo tipo al presidente del Gobierno en funciones, la protesta acogía a ciudadanos de todas las edades sin altercados. Pero todo estaba por llegar. A útima hora de la tarde y tras paralizar el centro de la ciudad para llegar hasta el Congreso, cientos de manifestantes se agolpaban de nuevo ante Ferraz donde finalmente los antidisturbios tuvieron que cargar.
En los últimos compases de la manifestación, cuando aún se reunían ciudadanos de toda condición frente a la oficina socialista, radicales lanzaron objetos, petardos y bengalas a las fuerzas de seguridad. «Hay niños ahí dentro», gritaban algunos de los presentes mientras huían de la Policía, que fue avanzando por todas las calles aledañas haciendo presión para que la gente se marchara. Hubo momentos de máxima tensión en los que la muchedumbre se empujaba para apartarse de la zona de conflicto mientras otros no paraban de increpar a las fuerzas de seguridad. «¡Maricones!», gritaban a la Policía.
Según datos de la delegación del Gobierno, al menos 39 personas, 29 de ellos policías, tuvieron que ser atendidas por el Samur. Muchos de ellos por heridas sangrantes y uno de los agentes sufrió una contusión en una mano, pero nada parecía parar a algunos de los congregados. Tras despejar la calle principal, muchos se dispersaron por calles adyacentes donde la Policía también tuvo que cargar, tras lanzamientos de botellas, insultos y enfrentamientos de los asistentes. Finalmente, los botes de gas pimienta hicieron que los más radicales abandonaran el lugar. También ha habido varias detenciones.
Las dos caras de la manifestación
Al principio de la convocatoria, los manifestantes paralizaron la Gran Vía madrileña en dirección al Congreso de los diputados al grito de «No nos engañan, Cataluña no es España», «Sánchez dimisión», «Socialistas terroristas» o «No es un presidente, es un dictador». Jaleados por algunos de los conductores que no podían avanzar y ante la sorprendida mirada de paseantes y turistas, a su llegada a la Fuente de Neptuno se toparon con un vallado policial que les impedía acceder a la Carrera de San Jerónimo, donde se encuentra el Parlamento.
«Creo que la situación del país está fuera de control. Quieren formar Gobierno con cuatro votos contados que no representan lo que dice la mayoría», expresaba Guillermo junto al vallado policial instalado en el Congreso. «Las cargas de este lunes me han dado más ganas de venir a manifestarme, que pase lo que tenga que pasar», espetaba.
Entre los congregados también había un grupo de personas mayores que expresaban la necesidad de rodear el Congreso «como Podemos». Tras permanecer en la calle del Parlamento unos minutos, donde realizaron una sentada pacífica, los manifestantes decidieron volver a la calle Ferraz, cortando así nuevamente la Gran Vía y otras calles céntricas de la capital.
Los funcionarios del Congreso fueron enviados a sus casas cuando se produjo el corte de la calle. Varios de ellos tuvieron problemas para salir en coche del edificio y aquellos que iban a tomar el transporte público se vieron obligados a camiar su ruta habitual.
La manifestación no congregó solamente a los madrileños, ya que incluso acudieron personas de otros puntos de España. Negu y Noelia se desplazaron a Madrid desde Salamanca para asistir a esta manifestación tras ver las imágenes de los altercados que tuvieron lugar este lunes. Según han indicado a 20minutos, se trata de una situación que no pueden tolerar. «Esto es un asalto del Estado hacia el propio Estado que se salta la Constitución», expresaron. Eusebio y Carlos, por su parte, afirmaban que se manifiestaban «de manera pacífica y con libertad» contra la amnistía porque «se socaban los derechos constitucionales y como nación».
También hubo abucheos a las personas que mostraron símbolos preconstitucionales entre la muchedumbre. La falangista Isabel Peralta, que se dio a conocer por su discurso antisemita en un acto de homenaje a los caídos de la División Azul, fue una ellas. Peralta se subió a una marquesina y realizó el saludo nazi, acto que fue condenado por el resto de manifestantes.