El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha salido a la tribuna del Congreso para defender su primer pacto de la legislatura con Pedro Sánchez. A diferencia del PSOE, que ha delegado la intervención en uno de sus diputados y que se ha ceñido al contenido de la reforma, el popular ha aprovechado su intervención para pedir al presidente continuar con el diálogo entre los dos grandes partidos. «Estoy convencido de que si mantuviéramos esta voluntad durante más tiempo, esta reforma no sería un oasis en el desierto de la crispación que algunos han elegido». A lo que fuera del hemiciclo, ante los periodistas, ha añadido: «Dentro de la Constitución caben acuerdos, fuera no».
El dirigente popular no solo ha apoyado la reforma de la Constitución en su fondo, ya que cambia el término ‘disminuido’ por ‘personas con discapacidad’, sino en su forma, al ser «modélica» por haber sido consensuada entre PP y PSOE. «Ha habido una negociación honesta, un texto compartido y los informes preceptivos que avalan la modificación». Con ello, ha querido precisamente criticar las otras reformas que ha aprobado el Gobierno de la mano de sus socios independentistas que en este caso se han quejado de no haber sido consultados.
«Esta reforma no persigue otorgar ningún privilegio sino tratar con justicia a un colectivo, no viene impuesto por una minoría que quiere suplantar a las mayorías sino que es fruto de un consenso mayoritario, no se elabora con opacidad sino con transparencia, no produce indignación en gran parte de la sociedad española sino aplauso». El PSOE no ha recogido el guante, se ha limitado a relatar las dificultades por las que han tenido que pasar el colectivo, entre otras cuestiones, por la terminología oficial.
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Con todo, el Congreso ha dado el primer paso para reformar la Constitución con la única abstención de Vox, que ha acusado al PP de usar a las personas con discapacidad para «blanquear un constante ataque al Estado de derecho» por parte del Gobierno. Por lo contrario, los socios del Ejecutivo se han mostrado a favor de cambiar la terminología, aunque lo hayan calificado de oportunidad perdida para hacer otras reformas constitucionales así como por el tipo de tramitación parlamentaria [de forma urgente y por lectura única].
Por este último motivo, Bildu ha avanzado que no presentará enmiendas y ha apretado al PSOE y PP tras demostrar que «cuando existe voluntad política, se puede» llegar a acuerdos. Aun así, ha sugerido aquellos cambios que le habría gustado añadir a la reforma de la Carta Magna, como es el la plurinacionalidad del Estado. También los nacionalistas gallegos han advertido de que la Constitución atenta «cuando la ciudadanía no elige la Jefatura del Estado, no se reconoce la existencia de naciones como Galicia y sus derechos colectivos o se establece una desigualdad jurídica entre el gallego y el castellano». Los de BNG han coincidido con Coalición Canaria en apoyar la reforma del artículo 49 por «justicia y responsabilidad». Los de ERC han sido más contundentes al sugerir a PSOE y PP que rompan con el «tabú de no se puede tocar la Constitución porque el paso del tiempo impacta sobre las leyes».
Pero sin duda el más duro ha sido Vox, quien ha avanzado que el jueves se abstendrá en la votación definitiva al considerarla una «incoherencia del PP», a quien «lo que en 2021 le parecía muy mal, ahora le parece muy urgente». En los pasillos, su líder Santiago Abascal ha ido más allá acusando al PP de «blanquear» los acuerdos del PSOE. «Es absolutamente imposible explicar el golpe a la Constitución que da Sánchez cuando el partido que se dice líder de la oposición pacta reformar la Constitución con Sánchez». Fuentes del PP han censurado la actitud de Vox, creen que no era el día y que «el problema de Abascal no es Núñez Feijóo sino Ortega Smith».
Pese a todo, el Congreso ha aprobado la toma en consideración de la reforma que se votará este jueves junto a las enmiendas presentadas. PSOE y PP han abierto un paréntesis en su tensa relación que Feijóo ya lamentaba esta mañana el pacto será «una rareza» en esta legislatura.