Alberto Núñez Feijóo encontró en la noche electoral catalana una baza con la que lanzarse a las europeas. El gran éxito que obtuvo la noche anterior en Cataluña, donde logró sus mejores resultados desde hace 12 años, no solo les sirvió para «volver a Cataluña», sino para ganar terreno nacional. Y es que los populares atribuyeron parte de su gran subida en Cataluña a los antiguos votantes del PSC.
Fuentes de Génova explicaban que, según sus primeros análisis, el PP había quintuplicado sus resultados tras absorber a todo Ciudadanos y a costa de la izquierda constitucionalista, dado que Vox también había crecido. De este modo, la única forma que tendría el PP de ganar votantes era recuperando a los que hace años se marcharon al PSC. También justificaban la subida de los socialistas: decían que había ganado votos a costa de ERC y otras formaciones independentistas. Así, la dirección nacional celebraba estar «ganando la batalla por el centro» político.
Y esto es lo que usarán de cara a las elecciones europeas del próximo 9 de junio que los populares proyectan como unas nacionales. Fuentes del PP recordaban que Feijóo se quedó a cuatro escaños para lograr la Presidencia tras las generales del 23 de julio. Un dato que cobra ahora relevancia al entender que podrían estar recuperando espacio del centro político. Es decir, que podrían estar arrebatando votantes al PSOE, lo que daría al PP la oportunidad de lograr una absoluta para gobernar. La primera oportunidad que tendrán para comprobar si han ganado dicha batalla por el centro político será en los comicios del mes que viene en una campaña en la que además amortizará su rechazo a la amnistía que apenas sacaron a relucir en las catalanas.
El PP de Feijóo superó con creces sus expectativas electorales la pasada noche. No solo creció en Cataluña sino que quintuplicó sus resultados, volviendo a su cuarto mejor resultado histórico [el de 2003] en esta comunidad; no solo subió de tres a quince escaños sino que logró dar el sorpasso a Vox. Aunque su objetivo fallido fuera el de absorber a los de Santiago Abascal [que ganaron un escaño], consiguió recuperar todo el electorado de Ciudadanos e, incluso, robar votos al PSC. La pasada noche, el PP se erigió como cuarta fuerza en Cataluña [era la octava y última desde 2021] y, según celebró la dirección nacional, logró «liderar el espacio no independentista».
Al «éxito» que se agenciaban desde Génova, los populares sumaban el negro contexto que se le avecina a Pedro Sánchez. «El contexto no va a facilitar la vida a Sánchez». Y es que el presidente del Gobierno tendrá que elegir entre sumar con ERC y con los comunes —tras su batacazo electoral— o pactar con Junts, la segunda fuerza en Cataluña —tras subir tres escaños—. Pase lo que pase, el PP no percibió una mejora de la estabilidad política en Cataluña ni en España y lamentó que el PSC hubiera crecido a costa de «parecerse» a ERC, es decir, de «pagar un alto peaje» para conseguir ser primera fuerza. En todo caso, nada más conocer los resultados, los populares se borraron de los pactos postelectorales. «No hemos sido convocados a la gobernabilidad de Cataluña».
La tarde electoral arrancó tranquila en las mediaciones de la calle Génova. El ambiente discernía completamente de la que se vivía hacía poco más de un año en la sede nacional del PP. Ni la música animaba las calle abarrotada ni las cervezas corrían por los pasillos de la séptima como en aquel 28 de mayo. «No tenemos ninguna presión en estas elecciones», asumían en el interior de la sede una hora antes del cierre de los colegios electorales.
A las 19.00 horas, fuentes del PP ratificaban el que siempre fue su principal objetivo en estos comicios: superar a Vox. Aunque esta vez matizaban que no era una mera cuestión de imponerse ante la formación que en 2021 le arrebató ocho escaños sino una consecuencia de su perspectiva de cuadruplicar sus resultados. «Vamos a crecer». En otras palabras, antes del escrutinio y con los primeros sondeos en la mano, los populares se marcaban como meta alcanzar 12 escaños para superar a los de Santiago Abascal. «Queremos liderar el espacio no independentista», añadían igualando así al PSC con ERC y Junts. Finalmente superarían sus expectativas.
En todo caso, ya preparaban el terreno ante el posible empate técnico que parecía poder darse con Vox. «El mínimo que nos ponemos es triplicar nuestros resultados», es decir, llegar a nueve escaños con la absorción final de Ciudadanos. Para explicar este resultado agridulce, en el que crecerían en escaños pero se quedarían quinta fuerza, el equipo de Alberto Núñez Feijóo advertía de que el voto en estas elecciones era «emocional», lo que polarizaría a los votantes y avivaría a Vox. Pero al mismo tiempo, subrayaban el mérito del PP en su conjunto: «Con el mismo candidato que en 2021 [Alejandro Fernández] y en unas condiciones políticas similares vamos a crecer». En otras palabras, el PP habría tomado fuerza bajo el liderazgo de Feijóo.
«Algunos decía que el PP desaparearía pero esta importante subida demuestra que volvemos a ser un referente clave para la sociedad catalana. Es un gran paso para frenar el procés de PSC, Junts y ERC», celebraba Dolors Monserrat con la mitad de los votos escrutados. «Hace tres años tocamos fondo, pero decidimos luchar», continuó el candidato Alejandro Fernández, quien asumió su derrota de los últimos comicios. «Con este resultado, el PP inicia una etapa de ilusión en Cataluña», añadió la secretaria general, Cuca Gamarra, quien en todo caso evitó posicionarse sobre los pactos postelectorales.