Sáb. Ene 4th, 2025

El Ateneo Musical y Mercantil acaba de cumplir 103 años. Su sede se asoma al fatídico barranco del Poyo, en el epicentro de Paiporta, cuyos habitantes lo conocen coloquialmente como el Casino de la Granota. De forma involuntaria, este edificio se ha convertido en todo un símbolo de la localidad más afectada por las terribles inundaciones que asolaron la comarca de l’Horta Sud y otros puntos de la provincia de Valencia el pasado 29 de octubre y que han dejado 223 muertos e ingentes pérdidas materiales y económicas. Su planta baja, que quedó totalmente arrasada, se convirtió en un principio en centro logístico, después en punto de reparto de comida y más adelante en ejemplo del resurgir de un pueblo de la mano de la solidaridad.

La idea partió de Felicidad Juan, CEO de la empresa Food&Fun. Originaria de Paiporta, aunque no reside allí, no dudó en cruzar andando desde Valencia, como miles de voluntarios, cuando la riada golpeó a su localidad natal. «Era como una guerra. Vi cómo estaba el Casino, que era el sitio de encuentro con mi padre para jugar a las cartas, y decidí que quería hacerme cargo de él», relata.

Lo primero era ponerse manos a la obra para limpiar. Aquellos primeros días hubo que coordinar a voluntarios, militares y vecinos y empezaron a idear un centro logístico para ordenar la ayuda que llegaba desde distintos puntos de España. Al mismo tiempo, activaron un comedor social para alimentar a quienes arrimaban el hombro para ayudar, así como a los propios habitantes de Paiporta que se habían quedado sin nada.

Un militar y una mesa de varias personas en el Casino de Paiporta, el pasado 13 de diciembre.
Un militar y una mesa de varias personas en el Casino de Paiporta, el pasado 13 de diciembre.
Rober Solsona / EP

El 12 de noviembre, Juan firmó con el presidente del Ateneo y con los bomberos la cesión de las instalaciones para llevar adelante su proyecto. Fue entonces cuando recibieron el apoyo de World Central Kitchen (WCK) para el comedor social. «Nos apoyaron y fue la clave de todo esto», asegura. Para entonces ya se había convertido en un sitio «donde sentarse a comer o a tomar un café» en medio de la devastación. «Era como un símbolo de paz y de encuentro entre la gente», explica. Un pequeño oasis que evocaba la normalidad perdida.

Por la cabeza de esta empresaria empezó a tomar cuerpo la idea de que aquel proyecto provisional de ayuda fraguara como algo definitivo, como un ejemplo de resiliencia y cooperación que no se limite a restaurar el edificio, sino que sirva de impulso al tejido social, económico y cultural de la comarca.

De este modo, el proyecto del Casino tiene como principales objetivos la rehabilitación del edificio histórico, la creación de una cocina y comedor comunitario que atiendan necesidades inmediatas y fomenten el uso de productos locales, y la transformación del Casino en un punto de encuentro global que pueda inspirar a comunidades de todo el mundo como modelo de fortaleza y cambio social.

Felicidad Juan (de negro) junto a voluntarios durante las labores de limpieza en Paiporta.
Felicidad Juan (de negro) junto a voluntarios durante las labores de limpieza en Paiporta.
20MINUTOS

«Mi obsesión es que esta antorcha no se apague», insiste Juan. Hasta el pasado 20 de diciembre, la campaña solidaria activada en la web de la Fundació Horta Sud había recaudado 1.715 euros. Sin embargo, necesitan 200.000, ya que hay que hacerlo todo nuevo, salvo las plantas superiores, que desde la riada se han dedicado a alojamiento, actividades como yoga y apoyo psicológico para niños.

Queremos que sea un sitio para Paiporta y también un ejemplo extrapolable al mundo cuando esto pase en otro sitio

El objetivo es que las obras puedan comenzar en enero, ya que los voluntarios de WCK permanecerán cocinando toda la Navidad. El fin último es que el nuevo Casino sea «un espacio abierto a la comunidad, un legado para el pueblo y con el simbolismo de haber estado en el epicentro de la catástrofe», añade Juan. Pero, sobre todo, «que nadie olvide esto», finaliza.

Entidades y profesionales, unidos

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Para llevar adelante el proyecto han colaborado entidades y profesionales. Por un lado, la Fundación Horta Sud es responsable de gestionar las donaciones y de garantizar que los recursos se destinen íntegramente al Casino. World Central Kitchen provee comidas saludables para residentes y voluntarios. Por su parte, Acció Solidària i Logística (Aslong) se encarga de la retirada de escombros y la gestión del economato, suministrando alimentos para la población afectada. Para la transformación del espacio, el Casino contará con la experiencia del arquitecto Boris Strzelczyk.

Por Admins

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