El gobernador de Florida, Ron DeSantis, viajó este miércoles al sur de Arizona, en lo que fue su primera visita a la frontera entre Estados Unidos y México desde que anunció su aspiración a la candidatura presidencial republicana. El viaje ocurre, además, un día después de que Florida asumiera la responsabilidad de los dos vuelos privados que recientemente transportaron migrantes de Texas a California.
En Sierra Vista, cerca de la frontera de Arizona, DeSantis justificó dichos vuelos al culpar a las políticas de California de incentivar el flujo de migrantes hacia EE.UU. «Estas jurisdicciones santuario son parte de la razón por la que tenemos este problema», dijo el gobernador. «Cuando tienen que lidiar con algunos de los frutos de eso, de repente les resulta muy, muy, molesto eso», añadió.
En el evento participaron funcionarios policiales de Florida, Texas y Arizona, incluido el sheriff del condado de Cochise, Mark Dannels, quien ha sido crítico persistente de la postura fronteriza del presidente Joe Biden. La visita también llega tras el fin de la implementación del Título 42, una restricción fronteriza que se impuso al principio de la pandemia de covid-19 y cuya suspensión llevó a que los conservadores pronosticaran altas cifras de cruces irregulares a EE.UU., los cuales aún no se materializan.
Durante su intervención, DeSantis sugirió que muchas de las personas que llegan a la frontera sur no tienen solicitudes legítimas de asilo, el cual dijo que solo es legal en «circunstancias relativamente inusuales». El gobernador también dijo que Estados Unidos debería presionar más a México para que se ocupe de las personas que viajan a través de sus fronteras desde Sudamérica y Centroamérica.
«Tenemos una tremenda cantidad de influencia sobre México. Tenemos diferentes ventajas que podemos usar y eso para mí es una obviedad», señaló. DeSantis no especificó cuáles serían esas ventajas.
DeSantis también destacó que los estados «tienen que ser más agresivos en algunas de las cosas que están haciendo». Y agregó que daría a los estados más poder para hacer frente a la inmigración por su cuenta. Las cortes han afirmado históricamente que la inmigración es un asunto federal que el Congreso y el presidente deben supervisar.
DeSantis se apodera del tema de inmigración en la contienda republicana
DeSantis volvió a imponerse en el acalorado debate migratorio de Estados Unidos al realizar una nueva operación para transportar migrantes a un estado liderado por demócratas. Su gobierno orquestó en los últimos días el traslado de más de 30 migrantes desde El Paso a Sacramento, según reconoció este martes la Administración de Manejo de Emergencias de Florida, que los dejó en una iglesia local a su llegada a California. Aunque la agencia de Florida aseguró que estos «extranjeros irregulares» fueron reubicados de manera voluntaria, las autoridades de California afirman que eran solicitantes de asilo legales que fueron engañados con promesas de trabajo, ropa y refugio.
Los vuelos altamente coordinados, financiados con dineros estatales, son una demostración temprana de la posición única que tiene DeSantis al ostentar un cargo público frente a los demás aspirantes a la candidatura republicana. Gran parte de los contendientes en el partido son personas ya no están en funciones y que se encuentran limitados en su respuesta a los últimos titulares o fascinaciones de los votantes. DeSantis dispone de los recursos del tercer estado más grande del país para reaccionar a las prioridades republicanas y establecer nuevos estándares.
Esa realidad sale a la luz menos de dos semanas después de que DeSantis anunciara su campaña. Su visita a Arizona este miércoles la organizó su oficina de gobierno, aunque su campaña promovió la cobertura de la misma de manera anticipada. Este martes, las cuentas en redes sociales de su operación política difundieron imágenes de DeSantis ese día en las que aparece firmando una ley contra las empresas tecnológicas por cuestiones de privacidad. A principios de esta semana, DeSantis anunció que había enviado a funcionarios del estado a ayudar en Iowa tras el derrumbe del apartamento de Davenport, un gesto que generó titulares para el gobernador de Florida en el primer estado del caucus de la nación.
Los movimientos de DeSantis sobre inmigración también ocurren mientras busca abrir una brecha entre los votantes republicanos y el resto del campo al prometer ir más lejos que cualquier presidente anterior, incluido Donald Trump, para poner fin al flujo de personas indocumentadas en el país.
«Como republicano, he oído hablar de la frontera sur probablemente durante toda mi vida adulta», dijo DeSantis a una multitud en Greenville, Carolina del Sur, el pasado viernes. «Y he escuchado mucha retórica a lo largo de los años, y esto es lo que yo diría: como presidente, seré el que finalmente lleve este asunto a una conclusión. Vamos a cerrar la frontera».
Hasta ahora, ninguno de los rivales de DeSantis ha hecho comentarios sobre los vuelos de inmigrantes que aterrizaron en California. Otros republicanos en la contienda han aprovechado las políticas de inmigración de Biden, a pesar de que los días posteriores a la expiración del Título 42 registraron una afluencia de migrantes mucho menor de la esperada.
En el foro de CNN este domingo, la exgobernadora de Carolina del Sur Nikki Haley relató su reciente viaje a la frontera y dijo a su audiencia: «Recorrí 644 km de esa frontera. No están preparados para lo que vi». Luego expuso lo que haría para enfrentar la inmigración ilegal en caso de llegar a la Casa Blanca, incluida la promesa de eliminar la financiación de las llamadas ciudades santuario e instituir un programa nacional de verificación electrónica para comprobar el estatus migratorio de los trabajadores.
Sus comentarios, sin embargo, no suscitaron ni de lejos la misma reacción por parte de la izquierda o de los medios de comunicación que el avión privado que aterrizó en Sacramento un día antes, el primero de los dos vuelos a la capital de California cuya responsabilidad DeSantis se atribuyó luego.
Gabby Trejo, directora ejecutiva de Sacramento Area Congregations Together, una colaboración sin ánimo de lucro de congregaciones religiosas locales, dijo que a los migrantes que fueron transportados «se les mintió y se les engañó», mientras que el gobernador de California, el demócrata Gavin Newsom, calificó a DeSantis de «hombre pequeño y patético» y amenazó a su rival de Florida con acusarlo de secuestro.
La operación era similar a los dos vuelos que el gobierno de DeSantis organizó en septiembre y que llevaron a migrantes de San Antonio a Martha’s Vineyard, Massachusetts. Javier Salazar, un sheriff demócrata de Texas cuya oficina investiga el traslado de migrantes a Martha’s Vineyard, dijo este lunes que presentará cargos, aunque no especificó cuáles.
Si bien las críticas plantean nuevas cuestiones legales sobre la controvertida operación de DeSantis, también ayudan a mantenerlo en el centro de atención incluso a medida que crece el campo presidencial del Partido Republicano. El exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie, el exvicepresidente Mike Pence y el gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum, anunciaron esta semana sus propias aspiraciones a la Casa Blanca.
DeSantis dispone de un presupuesto de ocho cifras para organizar más vuelos y su Gobierno contrató recientemente a tres empresas que están a la espera, listas para desplegar aviones y autobuses. También envió a 400 miembros de la Guardia Nacional de Florida a Texas, así como a representantes de las fuerzas de seguridad del estado para ayudar a patrullar carreteras y vías fluviales.
Más allá de la inmigración, DeSantis también tiene nuevos poderes para perseguir a las empresas por albergar espectáculos de drag que admiten a menores, a los médicos que proporcionan tratamientos de afirmación de género a los niños y a los bancos que se niegan a prestar a los fabricantes de armas. A diferencia de Trump, Pence y otros, DeSantis también puede volver a convocar a los legisladores a sesiones extraordinarias para abordar temas imprevistos, como ha hecho repetidamente en los últimos dos años.
Tras firmar un proyecto de ley que le permite seguir siendo gobernador mientras se presenta a las elecciones presidenciales, DeSantis dejó claro que no piensa cejar en su empeño de ejercer sus poderes ejecutivos mientras hace campaña por la Casa Blanca.
«El liderazgo no tiene que ver con la señalización de virtudes o la construcción de una marca», dijo DeSantis durante el fin de semana en Iowa. «El liderazgo es, en última instancia, sobre los resultados y eso es lo que hacemos en el estado de Florida».