Se esperaba, pero ahora es un hecho: la Cámara de Representantes de Estados Unidos ha abierto una investigación de impeachment contra el presidente, Joe Biden. Se trata del proceso de juicio político que impulsan los conservadores desde hace meses y que ahora toma forma.
Podríamos traducir impeachment como proceso de destitución. No es un procedimiento exclusivo de los EE UU, sino que esta figura del derecho es frecuente en países con un modelo de gobierno presidencialista. Basicamente, es un juicio político que puede acabar, pero no necesariamente, con la destitución del acusado.
Un juicio político como recoge la Constitución
Lo dice su Constitución. En el Artículo Uno se establece que la Cámara de Representantes tiene la «facultad exclusiva de someter a juicio político» y el Senado tiene «la facultad exclusiva de juzgar todos los juicios políticos». El Artículo Dos establece que «el Presidente, el Vicepresidente y todos los funcionarios civiles de Estados Unidos serán destituidos de sus cargos mediante juicio político y condena por traición, soborno u otros delitos graves y faltas».
Con el impeachment, un órgano legislativo u otro tribunal legalmente constituido inicia una acusación contra un funcionario público por conducta indebida. En este caso, la Cámara Baja acusa al presidente. Basta para ello la mayoría, como ha ocurrido ahora. Sin embargo, para la condena y destitución en el Senado requiere «la concurrencia de dos tercios de los miembros presentes».
Cuántos presidentes sufrieron un ‘impeachment’
Dice el manual de prácticas de la Cámara de Representantes que «el juicio político es un recurso constitucional para hacer frente a delitos graves contra el sistema de gobierno. Es el primer paso de un proceso correctivo, el de la destitución de un cargo público y la posible inhabilitación para ocupar nuevos cargos. El propósito del juicio político no es el castigo, sino que su función primordial es mantener el gobierno constitucional».
La Cámara de Representantes de EE UU ha sometido a juicio político a un funcionario en 21 ocasiones desde 1789 y cuatro de ellos fueron presidentes. Se trató de los casos de Andrew Johnson en 1868, Bill Clinton en 1998 y Donald Trump dos veces, en 2019 y 2021. Los cuatro fueron absueltos en el Senado. Con Richard Nixon se inició el procedimiento, pero el republicano dimitió para evitar una votación de destitución.
Cómo continúa ahora el proceso
La investigación nació en septiembre de forma unilateral por el entonces presidente del Congreso, Kevin McCarthy, que se la encargó al Comité de Vigilancia, al de Justicia y al de Medios y Arbitrios. Ahora, esa cámara ha aprobado iniciar el impeachment por 221 votos a favor y 212 en contra.
Desde este momento, los tres comités controlados por los republicanos dirigirán la investigación teniendo más poder para citar documentos y testimonios (los testigos no podrán negarse a las solicitudes de testimonio que haga el Congreso). Si, como se espera, esos comités deciden seguir adelante con la destitución, el pleno de la Cámara de Representantes votaría de nuevo. Si la mayoría lo decide, Biden sería sometido a juicio político.
Un proceso como ese lo preside el presidente de la Corte Suprema de Justicia y miembros de la Cámara Baja actúan como fiscales. Acabado el juicio se procede a la votación, que es responsabilidad de cien senadores, que actúan como jurado. Si el presidente fuera hallado culpable por al menos dos tercios de ese centenar de senadores (el 67%), sería destituido. En ese momento, la jefatura del Estado pasaría al entonces al vicepresidente.
Qué implica para Biden
El presidente de EE UU ha sido acusado por los republicanos de tener supuestos lazos financieros con China y de aprovechar su influencia política en favor de los negocios de su familia. La oposición acusa a Biden de haber utilizado sus influencias cuando era vicepresidente del Gobierno Obama (2009-2017) para ayudar a su hijo Hunter y a otros familiares en supuestos negocios irregulares con «enemigos» del país.
«Los republicanos se han quedado muy cortos a la hora de encontrar una pistola humeante en el caso, exagerando una serie de revelaciones y conclusiones que no eran como se anunciaban o que se veían socavadas por otras pruebas», escribe Aaron Blake en el Washington Post.
En pleno año electoral
Como hemos visto, la Cámara de Representantes presenta los cargos y ejercerá como fiscal contra el actual mandatario, pero la potestad de destituir al presidente recaerá en el Senado, donde los demócratas tienen actualmente el control. 67 de 100 senadores tendría que votar contra Biden. Pero el problema para el demócrata podría venir antes.
La autorización de la investigación durará meses por lo que el proceso de destitución se prolongará hasta bien entrado 2024. Es decir, el impeachment pillaría a Biden en pleno año electoral (las presidenciales serán en noviembre). El candidato demócrata estaría dando mitines con la sombra del proceso.
No todos los republicanos
En todo caso, la escasa mayoría de los republicanos en la Cámara significa que sólo pueden permitirse perder unos pocos votos cuando el asunto llegue al final, informa The Guardian. A pesar de que todos los republicanos de la Cámara votaron a favor de abrir formalmente la investigación, algunos se han mostrado reticentes a respaldar una destitución en toda regla, por temor a su coste político.
Varios congresistas republicanos creen que no existen pruebas para una verdadera destitución. Ken Buck (republicano de Colorado) ha sugerido que sus colegas estaban llevando a cabo «acusaciones de retribución», mientras que el congresista Don Bacon (republicano de Nebraska) dijo que «probablemente» Biden no había cometido ningún delito que pudiera ser objeto de acusación. Está por que ver qué votarán representantes como ellos cuando el proceso avance y estén en plena campaña electoral.
Qué dicen las encuestas
La opinión pública estadounidense no parece respaldar la destitución del presidente. En octubre, una encuesta de CNN mostró que el 57% de los estadounidenses pensaba que Biden no debería ser destituido, aunque 6 de cada 10 sí creían que el presidente estaba implicado en los negocios de su hijo.
Pero las encuestas también han demostrado que los estadounidenses son bastante escépticos sobre los negocios en el extranjero de Hunter Biden e incluso se inclinan a creer que recibió un trato preferente en su caso judicial, señala el Post. Los estadounidenses también creen en general que el presidente Biden tuvo algún tipo de proximidad con los negocios de su hijo.