Era uno de los grandes puntos de la cumbre de líderes de la UE en Bruselas y ha llegado a buen puerto: han acordado la apertura de negociaciones para la adhesión de Ucrania y Moldavia al bloque comunitario, tal como ha confirmado el propio presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. Por otro lado, también dan el estatus de candidato a la entrada en la Unión a Georgia, y se comprometen a abrir conversaciones con Bosnia y Herzegovina una vez que alcance «el grado necesario» de cumplimiento de las reformas que le exige la Comisión Europea.
Este paso, que tiene que adoptarse por unanimidad, llega después de una importante amenaza de veto por parte de la Hungría de Viktor Orbán, quien consideraba que Kiev todavía no cumplía los criterios para la apertura de las negociaciones. Sí se había abierto en cambio a un «acuerdo financiero» para que siguiera fluyendo la ayuda de la UE a Ucrania todavía en plena invasión rusa.
Finalmente, los 27 han salvado el bloqueo incluso antes de lo esperado y fuentes comunitarias inciden en que «ningún Gobierno se ha opuesto» a la decisión y Orbán ha confirmado que no ha participado en la votación; se ha ausentado de la sala en ese momento ante una decisión que considera «errónea». ¿Qué quiere decir esto? Que la velocidad en el paso dado ha sido renunciando a una unanimidad a 27 que era casi imposible.
Sin embargo, tras permitir el inicio de las negociaciones, Orbán sí ha impuesto el veto a la ayuda de 50.000 millones de euros para Ucrania en el próximo presupuesto comunitario, lo que ha impedido a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE cerrar un acuerdo financiero para 2024-2027. Este escollo, que aplaza el apoyo a Kiev, seguirá negociándose en enero.
Este avance, en todo caso, es más una decisión política que práctica, pues Ucrania sigue al principio del proceso de adhesión. Las negociaciones constante de 35 capítulos diferentes, que incluso se pueden bloquear una vez abiertos y que necesitan el sí de todos los Estados miembros para darse por buenos. Además, hay que ver la adhesión en términos financieros y esa foto es también muy compleja. Y es que la entrada de Ucrania tendría en el actual presupuesto plurianual del bloque comunitario hasta 2027 un impacto entre 130.000 millones y 190.000 millones de euros, lo que supone que hasta un 17% de las arcas comunitarias iría a parar a este país, según un estudio publicado por el Instituto de Economía Alemana.
Los cálculos no eran ni mucho menos optimistas y algunos líderes a su llegada al encuentro hablaron de «chantaje» por parte de Orbán, mientras que otros ya iban avisando de que la reunión podría alargarse durante todo el fin de semana. Como ‘gesto de buena voluntad’ ya este miércoles la Comisión Europea desbloqueó 10.200 millones de euros de fondos europeos para Hungría tras dar por buena una polémica reforma judicial. Nada es casual en este tipo de tiras y afloja.
«Doy las gracias a todos los que trabajaron para que esto sucediera y a todos los que ayudaron. Felicito a todos los ucranianos en este día», reaccionó Volodimir Zelenski tras conocerse la noticia, y antes de añadir que «la historia la hacen los que no se cansan de luchar por la libertad». También celebró el paso dado por la UE la presidenta moldava, Maia Sandu. «Hoy sentimos el cálido abrazo de Europa. Gracias por su apoyo y su fe en nuestro camino. Estamos comprometidos con el duro trabajo necesario para convertirnos en miembros de la UE. Moldavia está preparada para afrontar el reto», escribió.
«Una decisión estratégica y un día que quedará grabado en la historia de nuestra Unión. Orgullosos de haber cumplido nuestras promesas y encantados por nuestros socios», expuso por su parte la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una línea compartida tanto por el Alto Representante, Josep Borrell, como por la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola. «Es un momento de orgullo para Europa. Para Ucrania. Para Moldavia. Para todos los que luchan por nuestros valores. Para todos los que miran a Europa como un faro de esperanza. Hemos cumplido nuestras promesas. Hemos hecho historia. Ahora escribiremos juntos el futuro», resumió la líder maltesa.
Antes de conocerse el acuerdo y durante su intervención ante los líderes de los 27, el propio presidente ucraniano les pidió «no caer en la indecisión» porque su país «ha cumplido» con lo que se le pide. Esta apertura de negociaciones, de hecho, era uno de los grandes retos de la Unión antes de final de año, y una de las grandes exigencias de Kiev a sus socios en un momento en el que la guerra además está realmente enquistada.
También se suma a la apertura de negociaciones Moldavia que, como Ucrania, contaba con un informe favorable para ello de la Comisión Europea. De este modo, la UE tiene conversaciones de entrada abiertas -iniciadas o no- con Albania, Serbia, Macedonia del Norte, Montenegro y ahora Ucrania y Moldavia. Por otro lado, suma un nuevo candidato a la adhesión con la incorporación a la lista de Georgia. De todos modos, cada país va a su propio ritmo y tiene unas particularidades muy concretas.
Por ejemplo Serbia se encuentra en un punto complicado. La equidistancia del Gobierno de Aleksandr Vucic con respecto a Rusia despierta muchos recelos en la Unión Europea. En todo caso, las negociaciones de adhesión se iniciaron en enero de 2014, en la primera reunión de la Conferencia de Adhesión con Serbia a nivel ministerial. Desde entonces se han celebrado en Bruselas trece encuentros de este tipo. De los 35 capítulos de negociación se han iniciado negociaciones sobre 22 capítulos, de los cuales 2 ya se han cerrado provisionalmente.
El candidato que más avanzado tiene su procedimiento es Montenegro, aunque eso en la práctica no le asegure nada. Su candidatura fue aprobada en el año 2010 y en la actualidad se han iniciado negociaciones sobre treinta y tres capítulos, de los cuales tres ya se han cerrado de manera provisional. Las negociaciones se iniciaron hace ya diez años y los avances de Montenegro han ido a buen ritmo dado el contexto, con un total de catorce reuniones a nivel ministerial. El objetivo del Consejo, según se recogió en el último encuentro (a finales de 2021), es ahora revitalizar el proceso de adhesión y mantener «una mayor atención a las reformas fundamentales y a la orientación política».
Con Albania y Macedonia del Norte el camino ha sido muy tortuoso e incluso los segundos han necesitado modificar su nombre para levantar los vetos de Francia, Grecia o Bulgaria. De facto sus procesos van de la mano y sus líderes llevan años pidiéndole a la UE que «cumpla sus promesas», algo que ya parece inevitable toda vez que ya no hay marcha atrás en cuanto al debate de la ampliación. De hecho, no se incorpora un nuevo Estado miembro a la Unión Europea desde 2013, cuando accedió precisamente un país balcánico como Croacia.