Los ministros de Exteriores de los 27 han celebrado este lunes en Kiev un encuentro informal… y sorprendente. Se trata de la primera vez que una reunión de este tipo tiene lugar en un país que no forma parte de la Unión Europea y además el anuncio no se ha dado hasta el mismo día de la cumbre por razones de seguridad. Ha sido el Alto Representante, Josep Borrell, quien ha dado cuenta de la reunión a través de sus redes sociales. «Reafirmamos el apoyo europeo al pueblo ucraniano en su defensa de la paz, la libertad, su soberanía e integridad territorial. Apoyaremos a Ucrania todo el tiempo que sea necesario«, compartió por su parte el ministro español, José Manuel Albares.
El mensaje precisamente de Borrell fue muy rotundo. «La reunión manda una señal fuerte a Rusia de que no estamos intimidados por sus misiles o drones. Nuestra intención de defender a Ucrania es firme y continuará», sostuvo, y además puso sobre la mesa su propuesta para mantener la asistencia militar a Ucrania los próximos años, urgiendo a los Veintisiete a acordar ya un primer paquete de 5.000 millones de euros en 2024 a través del Mecanismo Europeo para la Paz. Este evento se da solo dos días antes de las cumbres de la Comunidad Política Europea y del Consejo Europeo que tendrán lugar este jueves y viernes en Granada. El objetivo es reafirmar el apoyo a Ucrania, que trabaja para que se abran negociaciones de adhesión a la Unión.
«La reunión de los ministros de Exteriores de la UE en Kiev da fuerza, liderazgo e iniciativa a Europa«, resumió por su parte el propio Zelenski, quien añadió que «cuanto más pasos conjuntos y basados en principios en defensa, diplomacia, economía y sanciones hagamos juntos más pronto terminará la guerra con una paz justa».
«El apoyo será sostenido, da igual que la guerra se alargue. La UE ha demostrado que está comprometida con ayudar a Ucrania«, resumen las fuentes comunitarias consultadas por 20minutos cuando se les vuelve a preguntar por cuánto podría durar el respaldo a Kiev. En Bruselas niegan que haya fatiga, igual que en Estados Unidos -a expensas de lo que suceda en las elecciones-. De hecho, el bloque de 27 se ha convertido ya en el mayor donante de ayuda a Ucrania, por delante de la proporcionada por Washington, aunque los expertos reiteran que se trata de «un reparto del trabajo», pues EEUU da el soporte militar y la UE el económico.
Y es que precisamente Ucrania y la Unión Europea han reclamado este lunes que el Congreso estadounidense reconsidere la decisión de congelar nueva financiación para Ucrania frente a la invasión rusa en el marco de la amenaza de parálisis presupuestaria en el país.
El Senado de Estados Unidos aprobó en la medianoche del sábado al domingo una resolución presupuestaria para aplazar 45 días la parálisis presupuestaria y en este plazo aprobar unas cuentas nuevas, si bien la medida transitoria excluye la financiación adicional para Ucrania. Frente a esto, el ministro de Exteriores de Ucrania, Dimitro Kuleba, ha señalado que la ayuda estadounidense «no se ha apagado» pero queda por ver si la señal mandada por el Congreso «es un incidente o es sistémica».
Por otro lado está la crisis en las relaciones entre Ucrania y Polonia. En Varsovia ya hay dudas, aunque se descarta una ruptura total; pero la foto ya no es la de hace unos meses. El tema más relevante en este sentido es el veto polaco -y de Hungría y Eslovaquia- a la entrada de grano ucraniano en sus territorios. Los tres países (y Estados miembros de la UE) consideran que sus agricultores quedan en un segundo plano si se permite el acceso de cereal desde Ucrania, algo que no gusta en los círculos de Zelenski. El asunto lleva vigente desde antes del verano, y de momento se sigue trabajando en una solución.
La reacción de Ucrania en los últimos días ha sido interponer una denuncia ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) y además ha pedido que la entidad abra consultas con las autoridades de Polonia, Hungría y Eslovaquia con vistas a solventar las disputas. El proceso podría, eso sí, alargarse durante años. A esto además se ha añadido la polémica sobre la entrega de armas. Polonia mira hacia sí misma, y así se lo ha hecho saber a Kiev. Va a armar primero a su ejército antes de enviar nuevo armamento a las tropas de Zelenski, aunque sí ha asegurado que remitirá lo que ya está comprometido.
Y es que precisamente empiezan a preocupar las grietas con los países del Este, toda vez que ya se ha superado el año y medio de conflicto y los roces no solo con Polonia, sino también con Hungría o Eslovaquia amenazan con hacer peligrar el apoyo a Kiev. Eslovaquia está ahora precisamente en el foco tras la victoria electoral de Robert Fico, un candidato socialdemócrata pero muy cercano a posturas prorrusas y que no quiere seguir respaldando a Ucrania. No obstante, su actual ministro de Exteriores en funciones sí estuvo en la cita.
Los ministros de Exteriores han coincidido en que el objetivo de la cumbre debe ser «mandar otra señal fuerte» a Putin, con un mensaje de «unidad» y de negación de cualquier desgaste, incluso pese a las últimas polémicas. «Todos mis colegas han venido aquí con la voluntad de mostrar y demostrar el compromiso de la Unión Europea de seguir apoyándote frente a la guerra de agresión de Rusia», concluyó Borrell.