Cuatro minutos de vivas, aplausos y emoción. Así ha sido la llegada del Rey Juan Carlos al Real Club Náutico de Sanxenxo tres años después de su última regata. Sonriente y muy a gusto, entre vítores de «¡Viva el Rey!» y «¡Viva España!», Juan Carlos I ha reaparecido en el Club Náutico para asistir a la regata Interrías que se celebra este fin de semana en la ciudad que se convirtió en su refugio tras la abdicación. Acompañado por la Infanta Elena y en un vehículo conducido por Pedro Campos, el Rey emérito ha llegado al Club pasadas las 12.30 horas después de compartir un almuerzo temprano en la casa de Campos con el alcalde de Sanxenxo, Telmo Martín.
A las puertas del Club, medio centenar de personas han roto en aplausos y vivas incesantes durante todo el tiempo que Don Juan Carlos ha estado fuera de las instalaciones. Con bastantes problemas de movilidad, apoyado en un bastón y ayudado por otra persona, el Rey ha saludado a miembros de la corporación y se ha hecho una foto a la entrada del club con la tripulación del Bribón. Ya en el interior del club, los socios le han dedicado una cariñosa ovación.
Don Juan Carlos se ha mostrado muy sonriente ante la prensa, y aunque los aplausos de los curiosos han impedido que haga declaraciones, ha dado a entender que está bien. En su gesto se intuía la emoción y a petición propia, se ha acercado hasta algunas personas para apretar su mano y lanzar besos.
La Infanta Elena, muy emocionada, hasta las lágrimas, ha abandonado las instalaciones del club media hora después de la llegada con su padre. A la salida ha dicho que estaba «muy contenta» y ha agradecido el interés.
SIGUE LA REGATA DESDE UNA ZODIAC
El Rey Juan Carlos ha abandonado el club una hora después de llegar. En el coche de Pedro Campos se ha trasladado hasta el espigón del final del puerto, donde le esperaba la tripulación del Bribón. El Rey ha permanecido unos minutos en la cubierta del barco, donde han tomado una nueva fotografía de equipo, y tras valorarlo durante unos minutos, Don Juan Carlos finalmente ha decidido seguir la regata desde la zodiac de apoyo, de nombre Cristina. El Emérito ha pasado toda la jornada en alta mar y ha terminado la regata a las seis de la tarde. Después se ha montado en el coche de Campo y ha bajado un momento la ventanilla delante de la prensa para afirmar que se sentía «muy contento» en su vuelta a España. Más tarde, en la carretera de acceso a la casa del armador gallego, el Emérito ha explicado a los medios congregados que había hecho «muy buen tiempo» y que había sido «una buena regata».
Pese a que no ha competido en esta primera jornada del trofeo que se disputa en la Ría de Pontevedra, el Rey sí ha sido talismán de su buque y el Bribón 500 ganó las dos pruebas que se disputaron durante la tarde. A la espera de lo que suceda durante el resto del fin de semana, va ganador en la clasificación. En la última edición de este premio, en noviembre de 2021, patroneado por Pedro Campos, se llevó doble título: campeón en la categoría Clásicos y ganador de la Copa de España.
Quienes han podido hablar con Don Juan Carlos, como Alejandro Abascal, primer oro olímpico de la vela española en Moscú 1980 y actualmente en la tripulación del Bribón, han asegurado haberlo visto «físicamente muy bien». El Monarca ha adelgazado en su estancia en Abu Dabi, hasta los 87 kilos.
«Se hace querer y le hemos cogido mucho cariño», ha añadido. El Rey emérito suele darles indicaciones sobre sus regatas. «Nos hará comentarios porque es muy crítico con las cosas y, aunque nos ha salido todo bastante bien, seguro que nos pone alguna pega», aseguró.
De cara al resto del fin de semana, cuenta con que embarcará con ellos y señala que «en el barco no le limita nada, puede navegar en su función de patrón» y estos años ha echado de menos poder hacerlo, pues «todos sabemos que es su gran pasión», ha concluido.